lunes, 2 de julio de 2007

¿Qué ha supuesto este primer acercamiento al arte vinculado con educación y ciudadanía para mí?


Para mí han supuesto un cambio radical de lo que significa el arte (y eso que es el primer día). Las impresiones que se han gravado en mí son lo más parecido a un batiburrillo.

Hace poco he estado en Túnez y este viaje me ha relevado lo mucho que disfruto en un mercadillo de Sousse o de alguna otra de sus ciudades... Supone, mucho por tanto que, en mi caso, ose comparar lo vivido hoy con un mercadillo tunecino pero ciertamente es así.


Adentrémonos, pues en este mercadillo artístico desordenado, complejo, fragmentado, lleno de color, de enredo y diversidad, de sabor y olor acre, a veces, y otra dulce. En él se unen las artes cultas más respetadas y las culturas juveniles a las que aquellos arrugados miran con benevolencia, dulzura y al mismo tiempo desconfianza...y los borrachos tumbados en los bancos ajenos a lo que ocurre porque están de vuelta. Los pájaros, algunos se alejan de allí, les molesta el ruído de las gentes y, los más, se acercan por si caen unas migajas. A veces, se posan en las vallas de las ventanas y otras esperan en las puertas, ¡Hay que ver cómo protegen su intimidad estos humanos!


Me encuentro felizmente perdida en esta diversidad que afecta a mis sentidos, en las conversaciones de la gente... cuando de repente, observo aquello que estuve buscando siempre, ¡estaba allí!, reluciente en uno de los tenderetes, ¡la respuesta de cómo acercar la educación al arte! Por supuesto, que me hice con ella, sólamente pregunté al comerciante su precio, regateé su precio (como no puede ser de otro modo en Túnez) y finalmente nos dimos la mano sellando el pacto: "así te queda en 5 dinares, buena compra"